Este aljibe se ubica en la plaza de San Nicolás, a poniente de la iglesia homónima. Por su emplazamiento, frente al mirador de San Nicolás, es una construcción de fuerte impronta visual y urbana, que contribuye a crear un ambiente pintoresco o de sabor tradicional.

Quizás por esta razón ha sido uno de los aljibes más transformados en la política de acondicionamiento del barrio llevada a cabo en la década de 1940, durante la alcaldía de Gallego Burín. En aquella época, cuando se configuró modernamente el citado mirador, se eliminó del aljibe el tejado a dos aguas que lo cubría, dejando a la vista su bóveda y adosándosele un pilar con dos caños.

Este depósito, como casi la totalidad de los aljibes públicos del Albayzín, se surtía de la acequia de Aynadamar o de la Fuente de las Lágrimas, procedente de Fuente Grande, cerca de Alfacar. El aljibe de San Nicolás consta de una nave de planta casi cuadrada cubierta con gran bóveda de cañón, que arranca directamente de los muros y trasdosada, como se ha dicho, al exterior. Su interior está enfoscado y blanqueado y su solería es de baldosas cerámicas. Con una capacidad de 62 metros cúbicos.

Lo más llamativo del aljibe es su aspecto exterior, con una portada de ladrillo que recuerda formas propias de capillas y ermitas barrocas con fuerte impronta urbana, con cuerpo de arco escarzano y ático u hornacina superior flanqueada de aleta y rematada en frontón curvo. Todo el trasdós de la bóveda, con bancos corridos de ladrillo de apoyo, destaca por su carácter exento, en el cierre norte del Mirador de San Nicolás.

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