Convento e Iglesia de San Gregorio Bético

Siglos XVI-XVII

Placeta de San Gregorio

La iglesia y convento de San Gregorio Bético está ubicada en la placeta del mismo nombre, dando sus costados a las calles de San Juan de los Reyes y Cuesta de San Gregorio.

Por su emplazamiento, el inmueble ofrece el interés urbano de ocupar una popular zona del Albaicín, pues da la fachada de la iglesia al final de la Calderería, uno de los lugares de mayor vitalidad. A ello se añade el hecho de ser uno de los templos que permanece más tiempo abierto al público, con exposición permanente del Santísimo Sacramento.

En 1652, el edificio fue cedido por el Consistorio a la Congregación de Clérigos Menores de San Francisco Caracciolo, que ya llevaba varias décadas establecida en la ciudad. Esta orden mandó, entre 1695 y 1696, acrecentar el edificio, añadiéndole capilla mayor y torre. La vida de esta comunidad sacerdotal fue interrumpida con la exclaustración por la desamortización de 1835.

Con la desamortización, el templo se convierte en almacén y local de baile, hasta que en 1887 se restituye al culto al instalarse en él las monjas dominicas del desaparecido convento de Sancti Spiritus. El 10 de marzo de 1936 fue incendiado parte del edificio, siendo restaurado en 1938 y reintegrado a las religiosas en 1941. Si bien al año siguiente éstas pasaron al convento de la Piedad y en su lugar se estableció, hasta nuestros días, una comunidad de monjas clarisas.

Del edificio conventual, que se remonta a la segunda mitad del siglo XVII, lo mejor conservado y más destacable a nivel monumental es la propia iglesia, cimentada sobre la ermita de principios del siglo XVI y fábrica del siglo XVII.

Sobre la portada de la iglesia, esta corresponde a la reconstrucción de la ermita de finales del siglo XVI. Está realizada en piedra gris de Sierra Elvira y consta de un arco de medio punto entre columnas jónicas sobre pedestales, con granadas en las enjutas de los arcos, inspiradas en las de la portada de la Chancillería. Culmina la fachada de la iglesia un gran frontón triangular, que mantiene a resguardo de la vista los tejados a dos aguas de la nave.

Es de destacar, también, la torre, a espaldas de la iglesia y realizada a finales del siglo XVII. Su alto campanario apilastrado recuerda al del convento de San Francisco de la Alhambra y enaltece a nivel urbano la iglesia en el apretado entramado de calles y manzanas donde se ubica.

Por último, el interior de la iglesia es de gran sencillez. Posee una nave cubierta con bóveda de cañón sobre apilastrado dórico. El tramo previo al presbiterio está cubierto con bóveda elíptica, decorada con pintura al fresco con temas de rompimiento de Gloria, y sus pechinas con los Evangelistas.

Sabías que…

El origen de esta iglesia se basa en una antigua tradición recogida por las crónicas eclesiásticas de la diócesis durante el periodo barroco, según la cual en dicho lugar se enterraba a los cristianos en tiempos árabes y donde existía una mazmorra en la que fueron sepultados mártires, como los franciscanos Juan de Cetina y Pedro de Dueñas. Sobre dicho asentamiento, los Reyes Católicos mandaron edificar una ermita dedicada al obispo iliberritano San Gregorio Bético, siendo asiduo devoto de aquel edificio el arzobispo fray Hernando de Talavera.

Al margen de la veracidad o no de la tradición citada, lo cierto es que esta ermita se construyó aprovechando la cercanía de una puerta de muralla, quizás como acto católico de aculturación sobre la población morisca del Albaicín.

¿Quieres saber más?

Adelante, visita la página web de Agencia Albaicín