Embovedado del Río Darro
Siglos XVI- XIX
Plaza de Santa Ana (Junto a la Iglesia de Santa Ana)
Al inicio de la Carrera del Darro se puede apreciar el arranque del embovedado ubicado junto a la Iglesia de Santa Ana. Esta parte del embovedado no corresponde a las obras acometidas a lo largo del siglo XVI, sino a la remodelación de la inmediata plaza de Santa Ana, tras los graves destrozos de la inundación de 1835.
El embovedado sobre el río Darro, que oculta el paso de este río por el centro de la ciudad de Granada, constituye un elemento de considerable valor ingenieril e histórico. De manera natural, y a lo largo de su historia, el río ha sido un eje urbanístico clave, pues ha forjado la historia y el paisaje de Granada durante siglos. Este parte de Plaza Nueva, en el mismo límite del Albaicín con la ciudad moderna, y termina en la desembocadura del Darro en el Genil, junto al puente zirí levantado sobre este río.
Su historia se remonta a los primeros años del siglo XVI, cuando los Reyes Católicos ordenaron el ensanche del puente islámico del Baño de la Corona con una bóveda de ladrillo. Esta práctica se prolongó a lo largo de aquella centuria, extendiendo el embovedado aguas arriba, lo que supuso a la postre la conversión de Plaza Nueva en un emblemático espacio urbano en el seno de una antigua medina colmada de inmuebles. La preeminencia urbana de Plaza Nueva, sólo superada por la importancia ceremonial de la de Bibrrambla, fue sancionada mediante la construcción en ella de una de las dos Reales Chancillerías hispanas.
De los primeros años del siglo XIX, a iniciativa del conde de Montijo, surgen los primeros proyectos de embovedado integral del Darro en su transcurso urbano. Tales iniciativas no serán cumplidas sino décadas más tarde, entre 1854 y 1884, cuando se alzó el embovedado, en varias fases, entre Plaza Nueva y el Puente del Castañeda. El último tramo del río en cubrirse corresponde a la zona de la Acera del Darro, desde el puente de Castañeda a la desembocadura en el Genil, entre 1936 y 1938.
La importancia histórica del embovedado del Darro dimana de su condición urbanizadora como motor de modernización y mejora de la salubridad de una ciudad. Y es que esta, en lo sustancial, seguía aferrada a un trazado viario heredero de la época musulmana. Si bien esta modernización era necesaria para la creación de una ciudad burguesa, supuso también la casi total desaparición de la visión romántica que los viajeros franceses e ingleses difundieron mediante escritos y estampas. Sólo la Carrera del Darro conserva esta imagen, gracias a la presencia de la Alhambra dominando la vertiente izquierda del río y a otros elementos como las iglesias mudéjares de San Pedro y Santa Ana y los restos de la Puerta de los Tableros.
El embovedado no solo es un elemento de organización del espacio. También debemos añadir el valor singular que le otorga la conservación, bajo sus bóvedas, de algunos vestigios de épocas muy anteriores. Nos referimos, en concreto, a los restos de dos de los numerosos puentes de origen islámico que unían las dos vertientes de la zona central de la medina de Granada (Madinat Garnata).
El primero de ellos no se ubicaba exactamente sobre el Darro, sino al final del barranco de la actual cuesta de Gomérez. Su intención primigenia era unir los barrios medievales de Gomérez (Rabad al-Gomara) y la Almanzora Mauror (Rabad al-Mansura). Se trata del antiguo puente de los Pescaderos (Qantarat al-Hawwatin), cuyos restos se hallan al inicio de la Cuesta de Gomérez. Es de medio cañón peraltado y está construido con lajas de piedra arenisca; posee una anchura de 2,40 metros y una luz de 3, 10 metros. Aguas arriba del barranco enlaza con bóvedas de ladrillo; aguas abajo, con bóvedas de cantería.
Inmediato a éste, aguas abajo y ya salvando el curso del Darro, se ubican los restos del antiguo puente del Baño de la Corona (Qantarat Hammam al-Tay), también conocido como puente de los Barberos, Leñadores o del Hatabín. Este viaducto era el más importante de la medina, pues unía la calle principal de la misma, calle Elvira, con el barrio del Mauror.
Este puente marcó a partir de 1499 la creación del primer embovedado de Plaza Nueva, al ampliarse por su lado oriental con una estructura de ladrillo. El primitivo puente islámico constaba de un arco con dovelas de sillares y una plataforma con pretil de piedra. Bajando al cauce del río, aún son visibles sus dos estribos, de 3,30 metros de anchura. Su bóveda, reconstruida en el siglo XVI, tiene 7,10 metros de luz, mientras que su eje no está alineado con el trazado actual de calle Elvira, sino unos cinco metros aguas arriba. También son visibles las estructuras de ladrillo levantadas, así como sucesivas fases de embovedamiento, entre la Plaza de Santa Ana y el Zacatín, realizadas durante el siglo XVI. Tanto este puente como el anterior, por la utilización de finas lajas de arenisca similares a las de los puentes del Aljibillo y del Genil, deben ser obra del siglo XI, realizadas bajo los ziríes.


Sabías que…
«Pensamiento tiene el Darro
De casarse con el Genil.
Y le ha de llevar por dote
Plaza Nueva y Zacatín»
Se trata de una letrilla popular muy antigua que El Defensor de Granada del día 6 de diciembre de 1887 inserta en una versión muy particular «Darro tiene prometido», refiriéndose al proyecto de desvío del Darro de Luis de rute y Giner de la Torre.
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